Sunday, June 24, 2012

Post # 39 – SHARING YOUR STORY


This weeks’ blog is reserved for your stories, comments, and experiences with listening to God and healing prayer. I have two stories to post to prime the pump; one is in English and the other in Spanish. We’d love to hear your story as well. You can post what you’d like to say at the end of this week’s blog, or send it to the Blog Master address on the left side of the page.

A HEALING PRAYER MEN’S STUDY AMONG MILITARY MEN

"Over the last 4 months a group of 6 of us who are connected with the US military have been working through "A Guide for Listening and Inner-Healing Prayer". It has proved to be a blessing to us. It has helped all of us see better the lies we have believed in the past and helped us make progress in setting us free from those lies.  Also, we believe it has given us a tool to better minister to others. Over the last 6 months I have given away about 40 copies of the book and will continue to do so as see this book as a "real key" in ministering to others at a deep level.  I plan on continuing to minister to others using some of the key biblical principles found in the book."

From Tom Hess, Carolinas Regional Shepherd Leader with The Navigators

DIOS ME SANÓ DE MI BAJA AUTOESTIMA (God Healed Me of My Low Self-Esteem)

"Durante muchos años he sufrido problemas debido a mi baja autoestima. Hacer terapia psicológica con una profesional cristiana, me ha ayudado mucho, especialmente para darme cuenta que mi situación pudo haberse gestado entre muchas cosas, por tener  padres sobreprotectores y críticos.

Con más de 30 años, emocionalmente me comportaba como un niño de 6, buscando agradar a  las personas a través de mi trabajo, proyectos, conversaciones, predicas, etc. Recuerdo  incluso, que cuando estaba frente a mi papá o personas en cargos superiores al mío, hasta me ponía muy nervioso. Ni hablar de cuando tenía que hacer valer mis derechos por alguna injusticia que se cruzaba en mi camino.

Paralelamente a esta situación, mi mente sabía del amor de Dios para conmigo, de lo especial que era a sus ojos, etc. El problema era que mi corazón no lo creía.

Con los años, esta situación fue menguando, pero aún quedan residuos. Residuos que son desechados a medida que aparecen por medio de la oración que sana y que escucha. Cuando aprendí estas enseñanzas revolucionaron mi vida espiritual. No porque Dios me haya sanado, sino por algo mucho mejor, mi sensibilidad para escuchar a Dios se despertó. Digo que se despertó, porque creo que estaba adormecida.

Sabía que Dios responde las oraciones pero mis oídos espirituales estaban entaponados.  Todo fue cambiando en la medida que la práctica se incrementaba. Ya no era tan difícil de identificar “ese suave susurro” que invade mis pensamientos cuando predispongo mi corazón a escuchar Su Dulce Voz.

Empecé a escuchar a Dios en mi vida cotidiana y todo cambió. Cuando escucho su voz, todo es distinto. Cuando escucho su voz, el tiempo me alcanza, no me estreso, mi relación con mi esposa y mis hijas es grandiosa, estoy descansado, no me sobrecargo, tengo paz aún en medio del caos y no idolatro mis planes.

Hace poco, en un retiro efectuado en Chile, sobre estas temáticas, nos dispusimos a tener un tiempo de intimidad con Dios para realizar “La Oración que Escucha y que Sana”. Cuando le pregunte al Señor sobre lo que quería hablar, vino a mi mente una palabra: TEMOR.

Yo le pregunte….Señor: Temor a que?

El me contestó (no oí una voz, fueron como pensamientos que invadían mi mente): TEMOR A EXIGIR TUS DERECHOS.

Seguido a esto, vino a mi mente una situación vivida en esa semana: Yo frente a mi jefa explicándole sobre la necesidad de aumentar mis honorarios profesionales a causa de la inflación del país.

En mi oración, le comente a Dios que para mí,  ese temor era consecuencia de mi autoestima y le pregunté cuando empezó todo esto en mí.

Al poco tiempo, Dios vuelve a hablarme a través de una imagen mental (no fue una visión). Era una fotografía que tenía olvidada. Me la sacaron cuando yo tendría unos 5 años.

Recuerdo que mi papá quería sacar una foto familiar. En esa época hacía mucho calor y él me decía que me saque la remera. Yo no quería sacármela porque en ese entonces, me daba vergüenza. Yo me resistí a sacarme la remera porque tenía un lunar en el pecho del cual me avergonzaba ya que era bastante grande para mí parecer.  Entre tanta discusión, mi papá me obligó a sacarme la remera. Sacaron la foto. Yo salí medio tapándome y con cara  de mucho TEMOR.

Seguido a esto, Dios me dijo: “Este fue el origen del porque te cuesta tanto defender tu punto de vista y exigir que se cumplan tus derechos.”

En ese instante, mi corazón se quebrantó. Rompí en llanto. Pero no de tristeza. Era un gozo indescriptible. Creo que en ese momento, mi Padre Celestial me abrazo.

Dos meses después y casi sin pensarlo, vuelvo a hablar de la necesidad de un aumento salarial. Lo curioso es que lo hablé con naturalidad y sin temor.

 Dios me sano y sé que lo seguirá haciendo, a medida que mi corazón lo escuche. Qué grande y bueno es nuestro Dios!

Espero que este testimonio los anime a creer que Dios quiere hablarnos y que gracias a su Gran Misericordia, es posible escucharlo.

Cariñosamente,
Guillermo (Argentina)"

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