This weeks’ blog is
reserved for your stories, comments, and experiences with listening to God and
healing prayer. I have two stories to post to prime the pump; one is in English
and the other in Spanish. We’d love to hear your story as well. You can post
what you’d like to say at the end of this week’s blog, or send it to the Blog
Master address on the left side of the page.
A HEALING PRAYER
MEN’S STUDY AMONG MILITARY MEN
"Over the last 4
months a group of 6 of us who are connected with the US military have been
working through "A Guide for
Listening and Inner-Healing Prayer". It has proved to be a blessing to
us. It has helped all of us see better the lies we have believed in the past
and helped us make progress in setting us free from those lies. Also, we believe it has given us a tool
to better minister to others. Over the last 6 months I have given away about 40
copies of the book and will continue to do so as see this book as a "real
key" in ministering to others at a deep level. I plan on continuing to minister to others using some of the
key biblical principles found in the book."
From Tom Hess, Carolinas
Regional Shepherd Leader with The Navigators
DIOS ME SANÓ DE MI BAJA
AUTOESTIMA (God Healed Me of My Low Self-Esteem)
"Durante muchos años he sufrido problemas
debido a mi baja autoestima. Hacer terapia psicológica con una profesional
cristiana, me ha ayudado mucho, especialmente para darme cuenta que mi
situación pudo haberse gestado entre muchas cosas, por tener padres sobreprotectores y críticos.
Con más de 30 años, emocionalmente me
comportaba como un niño de 6, buscando agradar a las personas a través de mi trabajo, proyectos,
conversaciones, predicas, etc. Recuerdo
incluso, que cuando estaba frente a mi papá o personas en cargos
superiores al mío, hasta me ponía muy nervioso. Ni hablar de cuando tenía que
hacer valer mis derechos por alguna injusticia que se cruzaba en mi camino.
Paralelamente a esta situación, mi mente
sabía del amor de Dios para conmigo, de lo especial que era a sus ojos, etc. El
problema era que mi corazón no lo creía.
Con los años, esta situación fue menguando,
pero aún quedan residuos. Residuos que son desechados a medida que aparecen por
medio de la oración que sana y que escucha. Cuando aprendí estas enseñanzas
revolucionaron mi vida espiritual. No porque Dios me haya sanado, sino por algo
mucho mejor, mi sensibilidad para escuchar a Dios se despertó. Digo que se
despertó, porque creo que estaba adormecida.
Sabía que Dios responde las oraciones pero
mis oídos espirituales estaban entaponados. Todo fue cambiando en la medida que la práctica se incrementaba. Ya no era
tan difícil de identificar “ese suave susurro” que invade mis pensamientos
cuando predispongo mi corazón a escuchar Su Dulce Voz.
Empecé a escuchar a Dios en mi vida cotidiana y
todo cambió. Cuando escucho su voz, todo es distinto. Cuando escucho su voz, el
tiempo me alcanza, no me estreso, mi relación con mi esposa y mis hijas es
grandiosa, estoy descansado, no me sobrecargo, tengo paz aún en medio del caos
y no idolatro mis planes.
Hace poco, en un retiro efectuado en Chile,
sobre estas temáticas, nos dispusimos a tener un tiempo de intimidad con Dios
para realizar “La Oración que Escucha y que Sana”. Cuando le pregunte al Señor
sobre lo que quería hablar, vino a mi mente una palabra: TEMOR.
Yo le pregunte….Señor: Temor a que?
El me contestó (no oí una voz, fueron como
pensamientos que invadían mi mente): TEMOR A EXIGIR TUS DERECHOS.
Seguido a esto, vino a mi mente una situación vivida en esa semana: Yo
frente a mi jefa explicándole sobre la necesidad de aumentar mis honorarios
profesionales a causa de la inflación del país.
En mi oración, le comente a Dios que para
mí, ese temor era consecuencia de
mi autoestima y le pregunté cuando empezó todo esto en mí.
Al poco tiempo, Dios vuelve a hablarme a
través de una imagen mental (no fue una visión). Era una fotografía que tenía
olvidada. Me la sacaron cuando yo tendría unos 5 años.
Recuerdo que mi papá quería sacar una foto
familiar. En esa época hacía mucho calor y él me decía que me saque la remera.
Yo no quería sacármela porque en ese entonces, me daba vergüenza. Yo me resistí
a sacarme la remera porque tenía un lunar en el pecho del cual me avergonzaba
ya que era bastante grande para mí parecer. Entre tanta discusión, mi papá me obligó a sacarme la
remera. Sacaron la foto. Yo salí medio tapándome y con cara de mucho TEMOR.
Seguido a esto, Dios me dijo: “Este fue el origen del porque te cuesta
tanto defender tu punto de vista y exigir que se cumplan tus derechos.”
En ese instante, mi corazón se quebrantó.
Rompí en llanto. Pero no de tristeza. Era un gozo indescriptible. Creo que en
ese momento, mi Padre Celestial me abrazo.
Dos meses después y casi sin pensarlo, vuelvo
a hablar de la necesidad de un aumento salarial. Lo curioso es que lo hablé con
naturalidad y sin temor.
Dios me sano y sé que lo seguirá haciendo, a medida que mi
corazón lo escuche. Qué grande y bueno es nuestro Dios!
Espero que este testimonio los anime a creer
que Dios quiere hablarnos y que gracias a su Gran Misericordia, es posible
escucharlo.
Cariñosamente,
Guillermo (Argentina)"
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